domingo, 24 de mayo de 2009

Mi querido compañero Alcón
Mi Alcón y mi Peque

Mayo 2009
Dos de los perros que mas he querido en mi vida han sido mi Alcón y mi Peque que los adoptamos José Gaspar Que En Paz Descanse y yo hace 20 años.
No les he dado tanto amor como ellos en han dado a mi a lo largo de su vida, ha sabido siempre cunado he estado contento y cuando no, cuando he estado triste parece que sabían por lo que era, cuando mi depresión con la muerte de José, estuvieron siempre a mi lado dándome cariño, estado que supere con la ayuda de ellos dos.
Alcón murió hace unas semanas, me ha dejado en el más absoluto silencio, triste con el solo alivio de ver a Peque, pero verlo como re consume cada día me hace sentirme en un estado de incertidumbre.
Se que han vivido muchos años y lo han hecho bien cuidados y con mucho cariño a su alrededor, su cariño me acompañara siempre mientras me quede un solo sorbo de vida.
Formaban parte de mi familia y no se si es normal pero les recuerdo mucho junto a las personas que más he querido en mi vida, mi madre, mi padre, Encarna, mi hermana Ana, José Gaspar, Juan Servando y Juan Pedro.

domingo, 3 de mayo de 2009

Un parque acuatico para Mazarrón


Una empresa pretende construir un parque acuático en el Garrobo

El Aquapark tendrá varias piscinas con toboganes y contará también con restaurante, salas de fiesta y discoteca para atraer a los turistas
Una empresa privada ha solicitado autorización para construir un parque acuático en el paraje del Garrobo de Mazarrón, según aparece publicado en el Boletín Oficial de la Región de Murcia (BORM).La mercantil ha adquirido unos terrenos de 80.000 metros cuadrados de superficie junto a la carretera de La Pinilla, muy cerca de las urbanizaciones del Country Club, Camposol y Polaris World, y a tan sólo un kilómetro de la autopista. Los terrenos son actualmente no urbanizables y los promotores del proyecto han solicitado el cambio de uso. Éstos aseguran que el futuro parque acuático será un gran atractivo para toda la comarca del Guadalentín y que cuenta con todo el apoyo del ayuntamiento de Mazarrón.El futuro Aquapark de Mazarrón estaría integrado por varias piscinas, con toboganes, camas elásticas, castillo hinchable, además de servicio de bar y autoservicio restaurante. También, según señalaron los promotores, dispondrá de salas de fiestas y discoteca, así como una amplia zona de aparcamiento. El anteproyecto del futuro parque acuático se encuentra en exposición pública por espacio de 20 días en el ayuntamiento de Mazarrón. Sería un gran atractivo para los veraneantes de la localidad.

Encarna Zamora Navarro


Encarna Zamora Navarro

G. C. T. La Verdad
Nacida en Mazarrón, madre de tres hijos y abuela de una nieta, Encarna Zamora ha sido profesora en las Universidades de Granada y Murcia, es doctora en Farmacia, con premio extraordinario del Ministerio, y tiene, entre otros, los títulos de Dirección y Administración de Empresas y de Dirección de Comercio Exterior. En su amplio curriculum no figura su faceta artística que le lleva a coleccionar cuadros que no caben en su nueva casa. Domina tres idiomas (español, francés e italiano) y se defiende en inglés y árabe lo suficientemente bien como para cerrar acuerdos en los cuatro continentes («Australia está muy lejos») en los que trabaja o ha trabajado.
Ha presidido distintas organizaciones y empresas radicadas en Francia, Polonia, Miami (USA), Barcelona y Madrid. Académica de número de Farmacia, desde 1992 se ha ocupado de los más desfavorecidos colaborando, a distintos niveles de responsabilidad, con siete ONG.
Es una mujer moderna que no gusta ir de compras por lo fatigoso que le resulta probarse las prendas, así que no le importa adquirir ropa de los mercadillos donde se siente más cómoda: «Allí no hay probadores». Encarna, la boticaria como le llaman en su pueblo natal, valora la amistad. Independiente, inteligente y divertida, se define como artista frustrada y le interesa todo lo creativo, por ejemplo, la cocina. Lo que mejor le sale es el arroz caldero y lo que más le gusta, las comidas de cuchara, verbigracia, el guiso de trigo. Mazarrón a puesto su nombre a una calle.

En la casa del Portón de los Jerónimos se respira silencio y una cierta pureza ambiental. En el mismo porche de la entrada, junto a un Mercedes biplaza color azul, figura una escultura africana, motivo que, ya en el interior, surge por todas las estancias, principalmente en la biblioteca, donde tiene decenas, quizá centenas, de piezas hechas en África, la mayoría de las cuales no tienen un especial valor material ni artístico, «pero ninguna de ellas está comprada al azar», afirma, ya que responden a vivencias personales que rememora al contemplar la figura.
-¿Ha necesitado hacerse muy visible para triunfar?
-Pues no. He sido muy visible por mi propio carácter, porque soy una persona muy sociable y tengo mucha facilidad para comunicarme con la gente.
-Eso puede despertar muchas envidias…
-No tengo enemigos, no sé por qué tampoco, porque soy muy clara y muy directa. Yo no habría servido jamás para la diplomacia ni para la política.
-Precisamente le iba a preguntar si le ha interesado la política.
-Ni me ha interesado ni hubiera servido. Además en la política no se puede ser práctico porque no se puede hacer todo lo que una ve que está por hacer y, por otra parte, mi sinceridad no sirve para la política. A quien yo le diga algo una vez puede que le moleste, pero sabe que dentro de veinte años voy a estar en el mismo sitio y diciendo la misma frase. Quienes me conocen saben siempre en qué situación están respecto a mí y creo que por eso no he tenido nunca enemigos.
(El grueso de su trabajo lo dedica a evaluar proyectos, acciones y empresas. En ese sentido está trabajando bastante en Panamá, Colombia, República Dominicana, Costa Rica y también en España.)
-Pero en una trayectoria tan amplia y diversa habrá tenido algún enfrentamiento…
-Claro que los he tenido, con sindicatos, con empleados... momentos de crisis empresarial, etcétera, pero nunca he dejado muertos en el camino. Si hay que enfrentarse con alguien se hace, pero sin prepotencia. Mantenerse firme en los criterios no significa que tengas que perder la relación ni hundir a la persona a la que te enfrentas.
-¿Qué opinión tiene de lo que pasa en el mundo, en España y en la Región de Murcia?
-Sólo regular. Los políticos y los financieros nos han engañado. No sólo aquí. En todo el mundo. Hemos vivido en una mentira económica. Y la situación española la veo peor que la del resto de Europa.
-¿Por qué una mentira?
-Porque nos han hecho creer que éramos ricos, poderosos y supermanes. Una mentira que también se creyeron en África porque ven la tele, donde ven espejismos. Si no vieran la tele habría menos cayucos. Yo se lo digo a ellos: aquí tenéis familia que os acogen (porque allí la familia todavía existe) y en Europa vais derechos a la prostitución, al robo, la droga, la delincuencia...
-Le falta opinar sobre el panorama en nuestra Región...
-Tenemos una muy buena agricultura, aunque este sector no sea el más fuerte en el conjunto de nuestro PIB (Producto Interior Bruto) el cual hemos desequilibrado a favor de la construcción. ¡Tantísima vivienda!
(La llaman desde la Cámara de Comercio de Murcia y quedan para más tarde. Al poco, una llamada de Costa Rica. Revisa un papel y mira algo en el ordenador. Esta semana recibe a una misión empresarial de Santo Domingo que visita Murcia para conocer su tecnología agrícola, después viajará a Costa Rica y a Panamá. Vuelve una semana a España -para la boda de su hija- y sale hacia Libia).
-¿Cuándo va a parar?
-Tengo mucho trabajo, pero también la gran suerte de que puedo planificarlo y dosificarlo. Yo no quiero tener un trabajo que me sobredimensione. Estoy en una etapa en la que intento tener mejor calidad de vida de la que he tenido, que ha sido malísima. Ahora quiero disfrutar de mis hijos, de mi nieta y de la casa.
(Habla con deleite de sus hijos y de sus respectivas parejas. «Mis hijos han sabido elegir bien. Son gente buena, prudente y educada».)
-Una escala de valores que hoy no se lleva mucho.
-No hijo, ya sabes que no. Hoy se lleva el consumismo, la marca, la cirugía estética... Cosa absurda esa de meterse en un quirófano para hacerse reparaciones. Se tiene que estar conforme con su propio cuerpo. Lo contrario es engañarse a sí misma. ¿Qué consigo yo con quitarme tres arrugas?
-Engañarse a sí misma (rísas)
-¡Pues claro! Si yo las llevo esas arrugas. Las llevo en el corazón, en los pulmones, en el riñón… en mi organismo. Lo que tengo que hacer es cuidarme, alimentarme bien siguiendo los consejos de mi hermano Salvador (ríe) hacer ejercicio, que no hago…
(Abnegada, esforzada, sacrificada, sensible y perfeccionista -cualidades que ella cree comunes a la mujer- Encarna Zamora tiene dos despachos. En el de trabajo diario conserva íntegramente el mobiliario que fue de su abuelo al que ha incorporado dos ordenadores: en uno lleva los asuntos de la Consultoría y en el otro la administración de su farmacia de Mazarrón, donde cuenta con varios empleados. El otro despacho, el de la amplia biblioteca -en la que figuran dos tomos de Ilustración Artística que datan de 1882- es un pequeño bureau (buró) en el que estudió desde niña. En él se sienta aún para escribir, a mano, las cosas más serias, es decir, las de su vida, sus hijos, sus amigos, sus aficiones...)
-¿Para cuándo sus memorias?
-Ya estoy haciendo algo. Y a propósito de esas figuras, estoy pensando que voy a fotografiar las piezas una a una, porque todas tienen una historia. Voy a escribir las vivencias que representan esas piezas.
A modo de despedida, frente a una estatua de Beltrán, la canastera, y rodeada de pinturas (Gaya, Avellaneda y un larguísimo etcétera), Encarna Zamora tiene un recuerdo para sus amigos: «Son los de siempre y, junto a mis hijos, mi mejor tesoro».

viernes, 1 de mayo de 2009

Correspondencia de Eduardo Primo Yufera


Carta del mazarronero Eduardo Primo Yufera


Esta carta fue enviada a Pedro Chico con motivo de que el ayuntamiento de Mazarrón le declarara "Hijo Predilecto" de la Villa.

Diosa Ceres y los Dioses Protectores de Mazarrón


Diosa Ceres


Una escultura de la Diosa Ceres fue encontrada en la calle de Los Lardines de Mazarrón durante una excavación arqueológica junto a otras dos estatuas que se denominas de los Dioses Protectores de Mazarrón o las esculturas de Mazarrón (Terra Mater y los Dioses Tutelares del Municipio Ficarense).
Actualmente se exhibe este conjunto en el Museo Arqueológico Provincial de Murcia.
En la mitología romana Ceres (de la raíz protoindoeuropea ker, ‘crecer’) era la diosa de la agricultura, las cosechas y la fecundidad. Su equivalente en la mitología griega era Deméter.
Ceres era hija de Saturno y Ops, esposa y hermana de Júpiter, madre de Proserpina y hermana de Juno, Vesta, Neptuno y Plutón.
Mito
Enseñó a los hombres el arte de cultivar la tierra, de sembrar, recoger el trigo y elaborar pan, lo que hizo que fuese considerada diosa de la agricultura. Su hermano Júpiter, prendado de su belleza, engendró con ella a Proserpina (asimilada a Perséfone en la mitología griega). También Neptuno se enamoró de ella, y para escapar de éste Ceres se transformó en yegua, pero el dios se dio cuenta y se transformó a su vez en caballo, siendo así Ceres madre del caballo Arión.
Ceres era también la patrona de Enna (Sicilia). Según la leyenda, rogó a Júpiter que Sicilia fuese ubicada en los cielos. El resultado, debido a que la isla tiene forma triangular, fue la constelación Triangulum, uno de cuyos nombre antiguos fue «Sicilia».
Tenía doce dioses menores que la ayudaban y estaban a cargo de los aspectos específicos de la agricultura: Vervactor, que transforma la tierra en barbecho; Reparator, que la prepara; Imporcitor (del latín imporcare, ‘hacer surcos’), que la ara en anchos surcos; Insitor, que siembra; Obarator, que ara la superficie; Occator, que la escarifica; Sarritor, que la escarda; Subruncinator, que la clarea; Messor, que cosecha; Conuector, que transporta lo cosechado; Conditor, que lo almacena; y Promitor, que lo distribuye.[1]
Culto
Los habitantes de Sicilia, vecinos del volcán Etna, conmemoraban anualmente la salida de Ceres a sus largos viajes corriendo por la noche con antorchas encendidas y dando grandes gritos.
En Grecia eran numerosas las Demetrias, fiestas de Deméter, la diosa equivalente a Ceres. Los más curiosos eran indudablemente aquellos en los que los seguidores de la diosa se fustigaban unos a otros con látigos hechos de corteza de árboles. Atenas tenía dos fiestas solemnes en honor de Démeter: una llamada Eleusinia y otra, Tesmoforia. Se decía que fueron instituidas por Triptólemo. Se sacrificaban cerdos, debido a los daños que causaban a los frutos de la tierra, y se hacían libaciones de vino dulce.
Los romanos adoptaron a Ceres en 496 a. C. durante una devastadora hambruna, cuando los Libros Sibilinos aconsejaron la adopción de su equivalente griega Deméter, junto con Core (Perséfone) y Yaco (posiblemente Dioniso). Ceres era personificada y honrada por las mujeres con rituales secretos en las Ambarvalia, fiestas celebradas en mayo con procesiones en las que las romanas vestían el blanco propio de los hombres, quienes eran simples espectadores. Se creía que estas fiestas, para agradar a la diosa, no debían ser celebradas por gente de luto, razón por la que no se celebraron el año de la batalla de Cannas.
Se erigió un templo a Ceres en el monte Aventino de Roma. Su principal festividad era la Cerealia o Ludi Ceriales (‘juegos de Ceres’), instituidos el siglo III a. C. y celebrados anualmente del 12 al 19 de abril. El culto a Ceres pasó a estar especialmente relacionado con las clases plebeyas, que dominaban el comercio de grano. Se sabe poco de los rituales de este culto, siendo una de las pocas costumbres que fueron registradas la peculiar práctica de atar ascuas ardiento a las colas de zorros que entonces se soltaban en el Circo Máximo.
Además del cerdo, la cerda o la jabalina, Ceres admitía también el carnero como sacrificio. En sus festividades, las guirnaldas usadas eran de mirto o narciso, pero las flores estaban prohibidas, porque fue recogiendo flores como Proserpina fue raptada por Plutón. Únicamente le estaba consagrada la amapola, no sólo porque crece entre el trigo sino también porque Júpiter se la hizo comer para provocarle sueño y así alguna tregua a su dolor.
En Creta, Sicilia, Lacedemonia y varias otras ciudades del Peloponeso se celebraban periódicamente los Eleusinos o misterios de Ceres, si bien eran los de Eleusis los más famosos. De aquí pasaron en Roma, donde subsistieron hasta el reinado de Teodosio. Estos misterios se dividían en grandes y pequeños. Los pequeños eran una preparación a los grandes que se celebraban cerca de Atenas, en la ribera del Iliso. Conferían una especie de noviciado. Tras un determinado plazo de tiempo más o menos largo, se iniciaba al principiante a los grandes misterios, en el templo de Eleusis. Las fiestas de Eleusis duraban nueve días, cada año, en el mes de septiembre, días en los que se cerraban los tribunales. Los atenienses hacían iniciar a sus hijos en los misterios eleusinos desde la cuna. Estaba prohibido, incluso a las mujeres, hacerse conducir al templo en coche o en carro. Los iniciados se consideraban bajo la tutela y la protección de Ceres, por lo que se esperaba de ellos una felicidad sin límites.
Representaciones
Ceres se representa habitualmente con el aspecto de una mujer hermosa, de estatura majestuosa y de tez coloreado, con la mirada lánguidos y el cabello rubio cayendo en desorden sobre sus hombros.
Además de una corona de espigas de trigo, lleva una diadema muy alta. A veces está coronada con una guirnalda de espigas o amapolas, símbolo de la fecundidad. Tiene unos pechos grandes y porta un haz de espigas en la mano derecha y una antorcha encendida en la izquierda. Su túnica le llega hasta sobre los pies, y a menudo lleva un velo echado hacia atrás. A veces le dan un cetro o una hoz: dos pequeños niños, pegados a su seno y llevando cada uno un cuerno de la abundancia, señalan suficientemente a la nodriza del género humano. Lleva un paño de color amarillo, el color del trigo maduro.
La Ceres negra
En Arcadia, los figalios elaboraron una estatua de madera cuya cabeza era la de una yegua con dragones a modo de crines, a la que se llamaba la Ceres negra. Dado que esta estatua se quemó por accidente, los figalios descuidaron el culto de Ceres y por ello fueron castigados con una terrible sequía que no cesó hasta que, por consejo de un oráculo, se repuso la estatua.